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El peor momento de Hinzpeter

 

En el gobierno como en Renovación Nacional tienen claro que los días del “sheriff” quedaron atrás. Las malas cifras de delincuencia parecen haber sido las que desde hace un tiempo le han venido generando mal rato tras mal rato al ministro del Interior. La lucha contra el narcotráfico y el aumento de los decomisos no han cubierto para nada el hecho de que el aumento de los robos golpean la línea de flotación de la agenda del jefe de gabinete, provocando su permanente caída en las encuestas. La Adimark de este lunes le atribuye un magro 47 por ciento de aprobación a su gestión.

Tal como están las cosas para el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, en el oficialismo se ha propagado la sensación de que de nada sirvieron las señales de acercamiento a la UDI y a la esfera más conservadora de la Alianza. Hace sólo poco más de un mes, el jefe de gabinete, participó en el Consejo General gremialista y, paralelamente, anunció una serie de proyectos, en materia de orden público, que fueron muy bien recibidos justamente por aquellos sectores del gobierno con que el brazo derecho de Sebastián Piñera intentaba poner distancia hasta hace unos meses, con su proyecto de “nueva derecha”. La interpretación inapelable en el mundo político es que, en estos casi dos años, el secretario de Estado no ha logrado dar con el “tono” que debería haberle impreso a su gestión. Y desde su propio sector, de donde ha recibido el mayor bullying del que se lamenta y que le atribuye a los poderes “fácticos de izquierda”, admiten que éste es el resultado de haber volcado su cometido hacia un área que le era desconocida, como es el caso de la seguridad pública, dejando de lado la coordinación política.

Es por ello que en nada contribuyó a mejorar su ya debilitada imagen política, el hecho de que Andrés Chadwick –a quien se le atribuye haberlo reemplazado en influencia al interior del Ejecutivo- haya salido a confirmar situaciones que, si bien eran un secreto a voces en La Moneda, nadie antes quiso darles crédito. En este sentido, en el propio sector de Hinzpeter le restan responsabilidad al vocero por el mal momento que atraviesa. Un funcionario de gobierno de militancia RN incluso aclara que “los políticos se toman los espacios que les van dando. Es parte de su naturaleza”, por lo que el titular de la Segegob no habría hecho más que aprovechar las oportunidades con las que se encontró desde que ingresó al equipo de gobierno. Postura que demuestra el nivel de desafección que existe con el jefe de gabinete en su propio partido.

EL KARMA DE LA DELINCUENCIA

El análisis que se hace en el oficialismo es que “más allá de tener mayor o menor poder, su problema es que las cifras de delincuencia crecen, porque se cambió muy poco de las políticas públicas que en esta materia implementó la Concertación. Y la solución no pasa sólo por endurecer la mano”. A este respecto, al sheriff se le reconoce el empeño puesto en su lucha contra el narcotráfico y que “los decomisos han aumentando”, pero también se afirma que finalmente eso no requiere de una gran labor de inteligencia, porque “ya se sabe dónde están y cómo encontrarlos”, aludiendo a los narcotraficantes.

En cambio, las políticas antidelincuencia brillan por su ausencia “a pesar de que no sólo es uno de los compromisos de campaña del Presidente, sino que Hinzpeter optó por asumirlo como agenda propia, dejando de lado su rol de coordinador político”. Tampoco ha contribuido a una mejor gestión, reconocen en el gobierno, el hecho de que no se haya partido con una Subsecretaría de Prevención del Delito. Entonces, además de que el jefe de gabinete “se metió en un tema complicado que no le era propio” y que no le está dando los  resultados que esperaba, dejó de lado su rol político, por lo que la llegada de Chadwick al gabinete “lo pilló en una situación débil”.

En todo caso, la elección que hizo el titular de Interior no fue casual. Según se comenta en Palacio y en el piñerismo, la idea del ministro era utilizar la disminución de la delincuencia para fortalecer el concepto de la “nueva derecha”. Pero ello no habría sido posible dados los resultados, constatados por el propio gobierno, de que estas cifras lejos de disminuir parecen ir en constante aumento. Al punto que, en contradicción con ese discurso, Hinzpeter optó por endurecer la mano, impulsando una serie de proyectos de ley fuertemente criticados por la oposición y mal vistos en general por la opinión pública. En su favor, un representante de RN asegura que en ese aspecto, el jefe de gabinete hizo “lo que correspondía porque había que recuperar el voto duro”, pero aclara que en eso el ministro “está incómodo, porque no es precisamente el rey de la represión”. Y sería justamente esa dicotomía de tener que promover una idea que no comparte del todo es lo que habría provocado la permanente caída en las encuestas –marcó un 47 por ciento en la última Adimark-, porque “la inconsistencia, finalmente, se paga. La gente se da cuenta”.

El problema es que las cifras demuestran que está fracasando su posicionamiento en materia de orden público, pero también se frustró como coordinador político. En el oficialismo, explican que Hinzpeter no tiene gran responsabilidad en lo segundo. Aseguran que optó por dejar ese rol cuando estuvo convencido de que Piñera “no dejaría de hacer esa pega, porque siempre está en todo”. Incluso un parlamentario afirma sin asomo de duda que el titular de Interior “es el chivo expiatorio, cuando al final del día todos sabemos que el que corta es Piñera, pero no se pueden tirar en contra del Presidente”. Ello, porque, para variar, el jefe de gabinete estaría pagando costos que no son propios y que incluso le atribuyen en su propia tienda, “partiendo por Carlos Larraín”, asegura un representante de RN.

MOLESTIA CON CHADWICK

Aún así, siempre cuenta con algunos que lo defienden incondicionalmente y que discrepan con los que le atribuyen toda la responsabilidad del mal momento político que traviesa. Un representante de la tienda de Antonio Varas se refiere en duros términos a la forma como ha actuado Chadwick desde que se incorporó al equipo conformado por su primo hermano. Asegura que “él llegó con una estrategia clara”, aludiendo a que estaba dispuesto a hacer gala de toda su experiencia política, porque “nadie puede negar que él, y nadie más, es el que calma a la UDI” y “para una parte del gobierno eso no es poco”, agrega otro correligionario del titular de Interior. Pero también, agrega el primero, “no hay que negar que aquí hay sangre de por medio y contra eso no se puede hacer nada”.

Pese a que en Renovación Nacional reconocen la difícil etapa por la que atraviesa Hinzpeter, e incluso algunos le atribuyen a él mismo toda la responsabilidad en ello, no deja de molestar la forma como el vocero de gobierno confirmó, sin asomo de culpa, la crisis que se produjo hace casi un par de meses entre Piñera y su brazo derecho. Consideran que Chadwick nunca debió confirmar una información que se comentaba en los pasillos de La Moneda desde que sucedió. Un parlamentario recuerda que ni en los peores momentos de la Concertación se hizo algo parecido. Por lo que, además de los problemas que el propio Hinzpeter se ha provocado, no se descarta que esté sufriendo bullying de su compañero de gabinete. Lo extraño es que incluso en la UDI, donde militan algunos de sus más duros detractores, hay quienes hablan ahora en su favor. El diputado Jorge Ulloa, por ejemplo. Aunque insiste en que “estamos perdiendo la batalla contra la delincuencia, la responsabilidad no es de Hinzpeter y hay que insistir en que él debe seguir jugando un rol para que este compromiso de campaña se cumpla”.

Por Claudia Rivas Arenas
El Mostrador

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